lunes, 9 de mayo de 2016

UNA VIDA aNORMAL

A veces, encaprichados por lo lejano y la vida del "burgués", hacemos viajes largos para realizar una vía, una sola, impulsados por un sentimiento difícil de explicar... el cuál nos hace ser como somos. Sin darnos cuenta nos cegamos con lo famoso y comercial, con esas vías envueltas por un velo caprichoso que los años se lo han ido dando.

Olvidándonos de aquellas "diferentes" que tenemos al lado de casa...


Ripera y Forato
La zona del Forato y Ripera es una de esas, situado al fondo del valle, solitario y tranquilo, donde se pueden repetir líneas entretenidas, de aventurilla y cierto compromiso. Una pared larga y sombría, en la que perderse y dar vueltas, de la que bajarse, según de que vía, puede ser un tanto complicado y en la que pasar muy buenos momentos. Momentos que se van acumulando, para formar los recuerdos que nos siguen dando la chispa para querer volver.

Este año, sin saber bien porqué, pasé de no conocer este pequeño rincón a transformarse en el salón de casa, al que íbamos a descansar y escaparnos de lo demás. Al que íbamos a escalar, repetir e incluso seguir abriendo. En una primera visita pudimos hacer la vía el Pastor, la cuál se ha repetido este invierno/primavera más que nunca. Y poco después, volvimos... esta vez a otra menos frecuentada... la vía Picazo, con los artistas Manu y Unai. Una línea con aventura, un tanto intuitiva y en la que para seguir la línea en su parte inferior hace falta creatividad. Ya arriba, vienen los largos guapos y un tanto expuestos en algún momento. Y, jugando con el día, finalmente, acabamos con las últimas luces esta bonita jornada.


Unai en el primer largo de roca de la Picazo, el más guapo.


Mismo largo, desde dentro.


Con las últimas luces.. llegamos arriba! :)
Y abrir...

Siempre ha sido una manera de escalar en la que la incertidumbre nos envuelve, en la que la imaginación cada vez va siendo más importante para buscar y encontrar esas líneas inciertas y en la que el día pasa sin darse uno cuenta.

Con visionarios como Mikel, da gusto. A veces para seguirlo a dónde su vista lo conduce hace falta fe y un poquito de confianza. La suerte también entra en juego, para, finalmente, descubrir líneas tan excepcionales y divertidas como la que allí encontramos. Quedó pendiente, todavía hay que hacer realidad nuestras ilusiones... pero todo llegará.


En las pendientes de entrada hacia el Ripera.


En el cuarto largo.. inmersos en un terreno incierto.


Telera
Y Telera, más "domada" que otras nortes del Pirineo, en la que se pueden encontrar vías abiertas por diferentes generaciones de escaladores donde poder escalar a gusto.

Allí que acabamos, con Unai y Albert, en un día un tanto indeciso. No fue el plan A... ese todavía espera para más adelante... pero pasamos un día guapo en la vía Intza. Días de gloria, sin frío, al sol y con más roca que hielo. Una vía corta y entretenida, donde escalas con crampones largos sencillos de roca, los cuales se hacen más largos y duros por nuestra falta de hábito de escalar con pinchos. El solete, la guinda que decoró un buen día entre amigos. Nos gusta el frío, sí, pero escalar al sol de vez en cuando le da otro toque a este deporte.

Aunque, más que deporte, diría forma de vivir la vida....


Unai, Albert y yo al inicio de la vía Intza.


Albert en el 1º largo.. muy bonito!


Albert en el 2º largo, rumbo al diedro de roca.


Y comenzamos con el sistema de fisuras entretenidas.


En el  tercer largo.


En el 4º largo, ya con manos.


5º largo, al solete. Preciosas vistas :)


En la 4ª R, al sol se está de vicio.. jejeje
Forma de vivir la vida que, a veces, sin elegir ni poder hacer nada para poder cambiarlo, porque ya es tarde, cambia. Impotente, te encuentras ante algo nuevo, diferente a lo que conocías hasta el momento, algo que te frena y te separa, por un tiempo, de aquello que tanto te gusta.

Simplemente, un chasquido importuno, te avisa de que ya es tarde para hacer nada; te jodes.

El que anda, tarde o temprano, se acaba tropezando... un mal giro, algo indoloro, me dejó hace ya varias semanas fuera de juego, y las que quedan... toca pasar por el taller. Un crujido, un ligamento de una rodilla, por ejercerle demasiada presión, saltó.

Al principio parecía, según los profesionales, que se trataba de algo leve y el reposo lo sanaría. Pero la máquina no engaña... una resonancia lo deja claro: dónde tendría que haber ligamento ya no hay. Y, como cuando vas a ver la nota de un examen que estabas seguro ibas a superar sin problemas, te encuentras con que lo has suspendido... te sorprendes, te quedas a cuadros... y, poco a poco, lo asimilas.

Impotente, la vida normal que llevabas hasta el momento, CAMBIA, pasa a ser anormal. Es gracioso, ya que es lo contrario a gran parte de la población; he pasado a tener que vivir una vida que para muchos puede ser normal. Sí, puedo hacer vida normal, al menos hasta que me abran, pero no es la que quiero, la que me tenía enganchado, no es esa con la que soñaba... se trata de algo descafeinado, insípido y hueco.

Pero bueno, el tiempo todo lo cura!

Unos meses de descanso y desconexión, en los que poder disfrutar de otros momentos que te ofrece la vida. Momentos y personas, sin las cuales muchas tonterías no tendrían sentido. Aquellas que hacen de la rutina algo diferente y gracioso ;)

De todo se puede sacar algo bueno. Esto siempre se me ha dado bastante bien.


Y se terminó... por ahora.
Espero pasar envidia de aquellas personas a las que no voy a poder seguir durante un tiempo ;)
Aioooo