El pasado mes de diciembre tuvimos la suerte de escalar dos fantásticas vías, una de ellas en los asediados muros de Telera y la otra en la Pala de Ip; una de las paredes norte más vistosas del Pirinéo Aragonés.
Hoy en día, con la evolución de la tecnología unida a las redes sociales cada vez es más sencillo enterarse de lo que van haciendo los demás y de lo que está y no está en condiciones... echando a perder, para el que no lo busca, importantes conceptos relacionados con este fantástico hobby que tenemos la suerte de poder vivir: la incertidumbre. No saber si, debido a la falta de nivel, preparación previa, pérdida del camino imaginario o cualquiera de las muchas variables del juego, podremos alcanzar el punto deseado de la manera y estilo perseguido.
De todas formas, una de las cosas que más interesante convierten esta pasión es la infinidad de posibilidades existentes a la hora de escoger la actividad deseada... sabores y colores por doquier.
Así, a mediados de diciembre, gracias a la extraordinaria imaginación de Alberto, nos acabamos subiendo por el Diedro de la Serenidad en Telera. Uno de esos rincones olvidados que, debido a la mala fama de su roca, nadie quiere visitar. Y, sorprendentemente, la calidad fue mejor de la esperada y la cantidad de nieve transformada fue mayor de lo imaginado; pudiendo ascender los 8 largos con los pinchos en los pies (excepto 5 metros en los que ponerse los pies de gato no sirvió más que para perder un poco de tiempo). Disfrutando del vacío que transmitía la verticalidad de alrededor.
Una vía de aventura, para la que solo pudimos encontrar una reseña parecida a una línea sobre un papel. En la que, mediante la intuición, pudimos ir olfateando los placages, corredores y diedros con nieve dura por la que poder progresar de manera cómoda. Únicamente en los dos últimos largos colgamos los piolets y escalamos con las manos.
Poco después, esta vez acompañado de Edu, tuvimos la genial idea de intentar escalar esa línea tan deseada y a veces frustrante de la Pala de Ip, la vía Ursi. Repleta de resaltes y campas de nieve, roca mediocre y un poco de nieve "azúcar" que obstaculizaba nuestro avance. Al menos los tramos más complejos se protegen bien. Su descenso, digamos.. no del todo cómodo, la hacen un tanto más siniestra y a su vez golosa.
Salimos desde Izas para dormir a mitad camino, dividiendo la aproximación en dos partes. Al día siguiente llegamos a la pared a través de una nieve poco agradecida, comenzamos a escalar y tal como se iban sucediendo los largos cada vez veíamos más cerca nuestro objetivo (destacar que la tarde anterior Edu daba 5% de posibilidades de éxito). Y tras un último tapón de nieve llegamos con las últimas luces a lo alto, frontales y hacia abajo y abajo y abajo.... llegando al coche después de una larga pero memorable jornada.
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Alberto llegando a la base del diedro (el más destacado). |
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Alberto en el 2º largo, buscando el camino. |
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En el 5º largo, salimos de la protección del gran diedro. |
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Alberto en el 8º largo, con las manos. |
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La vía acaba a 15 metros de la cumbre. De regalo un precioso atardecer.. |
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2º largo de la vía Ursi, en el pasito. |
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Edu en el 3º largo. |
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Edu en el 6º largo, travesía con ambiente. |
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En el 5º largo, con roca cutrecilla, nieve inconsistente y buenos gancheos. |
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Vistas del Midi d'Ossau momentos antes del atardecer. |
Que bueno es no tener tiempo de escribir cuando el causante es no encontrar el momento de dejar de compartir escaladas y buenos momentos con los amigos y personas íntimas :)
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